Hoy en día, las características que más se valoran a la hora de contratar un trabajador difieren mucho de las de hace décadas. De hecho, una de las habilidades esenciales de todo buen líder ya no tiene que ver con el trabajo más práctico sino con la inteligencia emocional. Por eso es tan importante saber las claves para ejercer un liderazgo emocional.
Así lo asegura un informe que contemplo en mi libro el Método CLICK del World Economic Forum: «saber manejar las emociones en el trabajo es uno de los factores de éxito pues, el descontrol emocional puede afectar de manera negativa al resultado laboral y las relaciones con clientes».
Un líder debe tener el control de las situaciones y las emociones para mantener el equilibrio de una estructura que depende de él.
Veamos las cinco claves para que puedas ejercer un liderazgo emocional:
1. Saber cuándo y cómo compartir sus sentimientos
Un buen líder no es el que se muestra como una máquina sin sentimientos, sino el que los gestiona de manera adecuada para mejorar las relaciones con el equipo y el que tiene la empatía suficiente para saber qué tipo de actitud o apoyo necesitan los demás en cada momento.
2. Hacer lo correcto y no lo más aplaudido
Sobre todo cuando uno se encuentra ante situaciones difíciles resulta complicado no sucumbir a la voluntad popular.
Sin embargo, un líder debe saber diferenciar cuáles son las mejores decisiones para el conjunto de la compañía y es sumamente importante tener confianza y valentía para afrontar decisiones impopulares pero efectivas.
3. Elegir las batallas
Priorizas los problemas según su urgencia a medida que van surgiendo. Delegando tanto aquellos que pueden resolver otros compañeros como posponiendo los que se pueden solucionar en otro momento.
4. Evitar la apatía y la inercia
Todo el mundo tiene malos días en los que se encuentra desmotivado o cansado pero es importante no dejarse llevar por esos sentimientos durante mucho tiempo.
Los líderes son capaces de dejar a un lado la apatía para ser proactivos y automotivarse, así mismo y a los demás.
5. Buscar soluciones, no culpables
Ser un líder conlleva tener la responsabilidad, para lo bueno y, sobre todo, para lo malo.
Los malos jefes tienden a culpar a todo el mundo cuando las cosas van mal y a evadir sus responsabilidades: eso no es liderazgo.
El verdadero líder se pone inmediatamente manos a la obra para buscar soluciones a los problemas y para saber qué ha fallado con el objetivo de no volver a cometer el mismo error en el futuro.
Si tienes alguna duda sobre cómo sacar al líder que hay en ti, no dudes en solicitar información para realizar un proceso conmigo.
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